VOLUMEN - SUAVIDAD
Revista: Canaricultura (época I) nº17 (España).
enero/marzo 1960
Antonio Gómez
Trelles.
Varias son las condiciones que valorizan el canto Roller, de
cuya observancia obtendremos los ejemplares cotizables en los
concursos con puntuaciones superiores a los 75 puntos, límite que como se
sabe coloca en primera categoría el canto de un canario.
Pero dentro de esta
primera categoría debemos buscar la perfección de las notas, más que de
la profusión de las mismas, si queremos sobrepasar los 80 puntos y llegar a los
85, cosa bastante difícil, pues ya un pájaro con 85 puntos en nuestro país
hoy por hoy puede tener la casi seguridad de clasificarse como
campeón.
Que esto es así, podemos
asegurarlo a la vista de los resultados del último concurso mundial en
Darmstadt (Alemania Occidental) donde de un total de 1800 Roller, cifra
que nosotros no podemos ver más que en sueños, no hubo más que un
pájaro de 90 puntos y un número discreto de 85 a
88 puntos.
Si esto ha ocurrido en Alemania en un concurso donde han
acudido los mejores pájaros Roller del mundo considérese lo
difícil que resulta la consecución de un canario de primera
categoría que puede igualar estas puntuaciones.
Los criaderos y aficionados en España
prefieren en general un pájaro que tenga muchas variaciones, aunque éstas
no sean de mucha calidad.
Tal y como se realiza hoy la puntuación de las notas con la
escala 3-6-9 es evidente, que la mejor puntuación se consigue
con calidad y no con cantidad. De calificar una nota con 6-7 puntos a
calificarla con 3 va una gran diferencia, y debemos tener en cuenta que
no se puntúan las variaciones, sino las notas, y éstas en cada
pájaro suelen limitarse a 5 ó 6.
Debemos, pues, orientar nuestros trabajos a la
consecución de un pájaro cuyo canto reúna las máximas
perfecciones en cuanto a la calidad de sus notas, sin preocuparnos de sí tiene
muchas o pocas variaciones por aquello de que siempre será preferible poco y
bueno con mucho y malo, o como muy bien dice el refrán: el que mucho habla
mucho yerra.
Entre las características importantes de un canto de
calidad figura la suavidad y el volumen.
No se necesita definir lo que significa suavidad para
comprenderla. Canto fácil, con nota dulce, bien ligada con las demás. El pájaro
canta sin esfuerzo, apenas se mueve, y de su garganta salen unas series de
sonidos en que las vocales predominan sobre las consonantes y estás
resultan blandas, adquiriendo así la nota una sonoridad que cautiva.
Si se trata de un rulo, la “r” se convierte en una
vibración apenas perceptible, apareciendo dominada en toda su extensión
por la vocal que la acompaña. Si se trata de un “Gluk” las consonantes blandas
“gl” y “bl” comunicarán a aquél mayor suavidad. Apenas nos damos
cuenta del cambio de la nota; éste se ha producido con tal facilidad que la
transición nos sorprende. El pájaro no ha cambiado de postura, el cuello
estirado, su garganta prominente marcando bien la dilatación de su
traquea y esófago cuyo resultado será una mayor resonancia como de habilitación
vacía, de cueva, resonancia anfórica, de un efecto maravilloso, el pico
cerrado, el cuerpo rígido, inmóvil, diríase que no canta por que ningún signo
externo se percibe que denote el esfuerzo realizado.
Si a esta facilidad, a esta suavidad se une el volumen que
como hemos dicho más arriba viene representando por el predominio de la vocal
sobre la consonante, emitidas con amplitud, con potencia de voz y resultando
una sonoridad perfecta estaremos en presencia de un pájaro de mucha calidad.
En los últimos concursos hemos tenido la ocasión de oír
bastantes pájaros. Muy raramente hemos encontrado los que reúnen estas
cualidades. No se necesita ser un técnico para diferenciarlos. El oído menos
acostumbrado distingue enseguida aquellos por cuya suavidad y volumen se los
califica como sobresaliente.
Tratemos, pues de conservar en nuestros criaderos aquellos
pájaros de canto suave que no quiere decir débil, puesto que si la suavidad no
va acompañada de volumen el pájaro resulta mediocre y desechemos aquellos con
muchas variaciones, pero imperfectas, aquellos rulos que parecen llevar en su
constitución no sólo la “r” suave y una vocal, si no otras consonantes
enturbian y ensucian por decirlo así, el limpio sonido.
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