martes, 2 de junio de 2020


Revista: KANARIENFREUND (ALEMANIA).
Fecha: febrero 1988.
Autor: ROLF NAGELS.
Traducción: PILAR GARCÍA.
         La ciudad montañosa de San Andreasberg celebraba en septiembre de 1987 los 500 años de asentamiento en su entorno. Otro motivo para visitar dicha ciudad en su celebración consistía para mí como criador de canarios, en el deseo de averiguar más de cerca la historia de dichos pájaros y su desarrollo como cantores. Pero antes de profundizar en la cría de canarios, deseo contarles algo sobre la fundación de la ciudad de San Andreasberg lo cual puede interesar a más de uno.
         A finales del siglo XIV unos minero sde las montañas vecinas vinieron a Harz en busca de minerales. Les había llegado a sus oídos que en el sur de Oberharz se encontraban aún buenos yacimientos. Empaquetaron sus enseres  y sin temor de las fatigas que encontrarían en sus largos desplazamientos por los malos senderos de montaña, abandonaron su patria con la esperanza de encontrar minerales, riqueza y bienestar en una nueva vida que encontrarían en el Harz. Se asentaron en los valles que comprenden hoy la ciudad de San Andreasberg y comenzaron la dura tarea de la minería.
         Sus esfuerzos alcanzaron el éxito pues según algunos escritos que aún se encuentran esparcidos acá o allá, encontraron buenas salida para los minerales extraídos, que vendían en Bostar, Nordhausen, Honnover, etc.
         Con la recompensa por su duro trabajo y acostumbrados a vivir con muchas privaciones, muchos lograron un buen nivel de vida. Se construyeron pequeñas pero cómodas casas y fundaron familias. Así fueron naciendo barrios enteros en las faldas de las montañas.
         Sobre el nombre de la aldea, no se ponían de acuerdo. Como creyentes, los mineros tenían a San Andreas de Patrón.
         Las minas tenían un nombre propio “Mina de la esperanza”, “San Jorge”, “Ayuda de Dios”, “Consuelo del minero”, “Cruz de Andreas”, etc. Cada una de ellas tenía algo de piadoso y especial en si. La de “Cruz de San Andreas” de la que se extraían mucho y buen mineral estaba muy cerca de la aldea. Esto fue motivo suficiente para ponerle el nombre de San Andreasberg. Los primeros datos que hay de éste lugar como explotación minera con éste nombre son de 1487, en 1536 se construyó la primera iglesia y en 1537 adquirió San Andreasberg la categoría de ciudad.
         Junto a la minería se dedicaron con tesón y cariño a la cría de ganado. Son conocido sus razas de vacas, cabras con señas y diferencias que todos conocemos.
         Su mayor preocupación consistía en la alimentación para éstos animales ya que en Oberharz como es conocido no hay clima para que pueda crecer el grano, con lo cual escaseaba el forraje, alfalfa, etc. Sólo las patatas podían ser cultivadas allí arriba. Los mineros se veían obligados a secar todas la hierva posible y almacenarla para el largo invierno y así tener alimento para sus animales.
         Los habitantes de las montañas eran también apasionados cazadores, más la caza se mantenía restringida y severamente castigada, por lo que la caza de pájaros entró en primera línea.
         Hasta 1870 la caza de pájaros estaba permitida en parte hasta que se prohibió cuando entró en vigor la “Ley alemana para pájaros”.
         Por aquellos días los montañeses conseguían unos ingresos extra, cazando pájaros autóctonos y vendiéndolos a traficantes. Para su caza utilizaban trampas, redes etc.. Los pájaros eran comprados de vez en cuando por criadores o cambiados por mercancías.
         Como en aquellos tiempos la caza de pájaros era libre, la practicaban tanto jóvenes como viejos. De vez en cuando se entrenaba a los “salvajes” en toda clase de artes por lo cual los habitantes de las montañas se ocuparon siempre en el cuidado de los pájaros con dedicación y placer.
         Como queda expuesto, los montañeses tenían una preferencia por la caza, de pájaros y pronto a través de los negocios que mantenían con los comerciantes se hicieron conocidos en dicho comercio.
         En uno de éstos cambios, posiblemente con un comerciante Tirolés, que comerciaba con pájaros exóticos, tomaron contacto a principio de siglo XVIII, con los canarios que de éste modo llegaron a San Andreasberg.
         Por otra parte venían mineros de Inst en Tirol a trabajar a San Andreasberg trayendo consigo canarios al Harz, cuyos habitantes acogían con agrado estos hermosos ejemplares.
         Con ellos realizaron sus primeros éxitos en la cría de pájaros, durante años sucesivos se dedicaron a la cría y trataron de aumentar su dotes cantoras, pues habían descubierto que dichas cualidades eran mejorables. También hacían esfuerzos por conseguir pájaros amarillos, a través de cruces y temperaturas altas en los criaderos con el tiempo consiguieron criar pájaros completamente amarillos. Así fue que sencillos mineros se convirtieron en creadores de la “Harzer Edelroller”  (Noble Raza Roller).
         Un especial cariño ponían también en la construcción de jaulas que a veces eran verdaderas obras de arte. Algunas familias se especializaron después en la construcción de nidos y cajas de transporte, cajas de canto, y unas casitas de madera en las que los canarios de San Andreasberg se mandaban a todo el mundo.
         Se fabricaban en una pequeña fábrica y como trabajo casero, con el que familias mineras mejoraban sus ingresos. Así una jaula constaba de cuatro tacos, ocho ejes y otros tantos abajo que se unían a los cuatro tacos mencionados, el suelo, los comederos, los travesaños para comer, columpios y recipientes para beber. La madera empleada no les suponía apenas coste alguno y las horas de trabajo no eran tendías en cuenta.
         En la entrega a fábrica, no importaban las distancia, era mayormente efectuada por las madres.
         Cuando en 1840 el profesor Lenz de Thürgi, se hizo a la búsqueda de los mejores criadores de canarios, recorriendo toda Alemania, así como otras naciones vecinas llegó pronto a la convicción de que los mejores canarios se criaban en San Andreasberg, en Harz. En cuanto comenzaron los canarios a destacar en los años 50 del siglo pasado. Unos cuantos criadores se preocuparon especialmente en el desarrollo de dicha cualidad. De este modo entre los años 1860 y 1870 sobresalieron algunos criadores con muy buenos ejemplares, mundialmente conocidos con sus pájaros fue Willrelm Trute, que nació el 5 de marzo de 1836 en San Andreasberg, y vivió en una pequeña casa de mineros.
         Tuvo la suerte de conservar su estupenda estirpe en alto reconocimiento hasta poco antes de su muerte en 1889.
         Dos cosas le ayudaron en su popularidad, la pareja que recibió de su primo Wiyland y su indiscutible talento para criar pájaros que superaban siempre a sus padres en el don del canto, o como él decía se convertían en profesores de sus propios padres.
         Otro criador de la fama fue un tal Volkmann que crió pájaros con dotes revolucionarias. Además destacaron “Schell”, “Palm”, “Hoffmann”, “Heger”, “Gönneke”, “Lange”, “Weiland”, “Engleke” y otros con buenos resultados.
         Por pájaros criados por los arriba citados, se pagaban altos precios. Los de Trute eran especialmente conocidos por sus hermosos tonos y sus perfectos trinos, con profundos silbidos.
         También los pájaros denominados Kuller se criaban por entonces en San Andreasberg. Entre los años 1878 a1884, el Sr. Pape de cuyas notas proceden éste reportaje, frecuentaba la casa de Willrelm Trute, más nunca pudo entrar en su criadero o en la habitación de canto pues éstos eran el santuario de W.Trute.
         Gran parte del éxito conseguido, así como los buenos resultados en canto se deben sin duda a la Sra. Trute, conocida como “Schwarse Minna” que entendía de canarios más que su marido. Tras la muerte de éste, continuó muchos años con la cría de pájaros consiguiendo mantenerlos con altos resultados. Después lo pasó a su único hijo que continuó con la crianza, más tarde quedó completamente ciego y murió con relativo bienestar sobre 1920.
         La estirpe de Trute, siguió siendo mantenida por otros criadores.
         La fama del viejo Willrelm Trute, alcanzó su mayor grado, cuando regaló por su cumpleaños un pájaro al entonces príncipe heredero y que después fuera el Emperador Friedrich. El Sr. Pape recordaba perfectamente que a consecuencia de ésto en la siguiente exposición de San Andreasberg poco antes de Navidad, ofrecieron al Sr. Trute 300 marcos por un pájaro lo que entonces era mucho dinero más él no lo vendió.
         El Sr. Trute le dijo al comprador “quedase Vd. con su dinero y yo con mi pájaro” de éste modo seguiremos siendo buenos amigos. Mi reputación es para mí y mi mujer, un orgullo el cual queremos conservar. Si hubiesen pensado así otros criadores, se habían conservado los mejores pájaros en San Andreasberg.
         Un pariente de Willrelm Trute llamado Karl Trute, continuó con la estirpe hasta que decayó su fama cuando Heinrich Scifert apareció con sus ejemplares de voz grave, bajos trinos.Trute hizo todo lo posible por conservar alto su linaje, consiguiendo más tarde cualidades positivas que fue mejorando poco a poco de forma que continuó mucho tiempo aún con la crianza.
         Para el adiestramiento utilizaban unos armarios pequeños que fabricaban los artesanos de Harz. Según los adelantos efectuados por los pájaros, se colgaban los armarios más arriba o abajo en la pared. La diferencia de temperatura en los diversos niveles de altura, sirven para contribuir al aprendizaje del canto. Con pequeñas excepciones, criaban la mayoría de los criadores en masa. Se hacían esfuerzos para conservar los mejores, pero si un extraño ofrecía un buen precio por un pájaro determinado, se terminaba vendiendo lo cual llevó al declive en la cría de canarios de San Andreasberg. Muchos criadores no entendieron la necesidad de conservar los mejores para si mismos.
         Se calcula que anualmente el número de machos criados ascendía a 18.000 así como muchas hembras.
         Los traficantes que llegaban cada otoño, sabían aprovecharse de esta masificación. Los precios bajaron, y podían darse por satisfechos si conseguían tres marcos por un macho o 20 Pfennig por una hembra.
         En 1870 se asentó en San Andreasberg un comerciante y comenzó a almacenar y comerciar mundialmente. Llegó a comprometer a los criadores para que le reservarán a él un número de machos y hembras a un determinado precio. Varios de ellos cayeron en la trampa. En otoño les daba determinadas parejas que él escogía para la cría cuya descendencia le tenían que entregar. De éste modo, siempre tenía los mejores en su poder.
         Este negocio fue descubierto y puesto en marcha por varios comerciantes espabilados y de esta manera perdieron los criadores su libertad comercial.
         Los machos eran clasificados por el Sr. Maschke según sus dotes de canto en seis clases diferentes y así eran almacenados y vendidos.
         La relación se hacía valorando:
         a) Las dotes principales de representación en sonidos, o parte de ellos como, sonidos cavernosos, bajos, arqueados, koller (vértigo), cluecas, acuáticos, timbreantes, ronroneantes, risueños, grazneantes.
         b) Las dotes secundarias como diversos pitos, silbar, silbidos cavernosos flauteos o ronroneos.
         c) Las dotes representativas, y cualidades de canto. Preferidas eran voces biensonantes, llenas, claras, no demasiado altas posiblemente sin fallos, buen comienzo lo más bajo posible, diversidad, duración del canto, duración individual de cada acto, hermosos pares de un acto a otro.
         Para garantizar que los pájaros encargados fueran a parar al mismo, antes de su envío, se les ponía un sello en el ala. Con el tiempo, volvieron los criadores a comprender la necesidad de conservar de nuevo los mejores pájaros y volver a formar su propio tronco o linaje con lo que el negocio de los traficantes salvo en raras excepciones se quebró.
         Poco a poco los criadores fueron creando su propio almacén comercio. A ello contribuyó el recién creado periódico “Hoja de San Andreasberg para la cría de canarios”. El primer número salió en el año 1880. su redactor era el impresor Friedrich Haensch. Él mismo fue criador y una autoridad de primera clase como tasador. A través de anuncios en periódicos publicados incluso en el extranjero encontraban los criadores un buen mercado. Algunos comerciantes arriesgados llegaron a comprar hasta 5.000 pájaros que luego vendían con buenas ganancias en Bélgica, Inglaterra, etc.
         Con el tiempo quedó el mercado mundial tan saturado de canarios que dejó de ser rentable, volviendo los criadores a la venta individualizada.Con todo aún se consiguió entre  20 a 50 marcos por pieza.
         Entre 1904-1906 se cerraron las minas en San Andreasberg. Los mineros que allí vivían se trasladaron mayormente a otras ciudades mineras del Harz.
         En el lugar de las cerradas minas, se instalaron Industrias donde encontraron algunos mineros de los que allí nuevos puestos de trabajo.
         Principalmente se instalaron fábricas de encajes, aserraderos y fábricas de papel. La reestructuración, tuvo como consecuencia casi la desaparición de la cría de canarios.
ANOTACIONES SOBRE COMO PREPARAR UN LUGAR DE CRÍA:
         El lugar para preparase a criar canarios era de lo más sencillo, cualquier habitación bien preparada servía. En primer lugar se encalaban las paredes y los techos, después se ponía un doble suelo. Se cubrían las ventanas con rejas adecuadas. En las paredes se acoplaban según necesidades unas cajas cuadradas que servían de nidos. En el centro se instalaba un árbol seco con los recipientes destinados a la alimentación. Como fuente de calor se utilizaban viejos hornos de hierro o estufas que se encendían desde fuera para los que se utilizaban combustibles baratos y producían el calor suave necesario. Delante de la puerta y de la estufa, se instalaban las rejas o alambradas necesarias para evitar que los pájaros salieran o se quemaran.
         En un lugar similar se introducían de 15 a 20 machos y 50 ó 60 hembras. Más adelantes se preparaba un lugar más pequeño éste era aún más sencillo. Extendían a lo largo de una habitación a un metro bajo el techo una especie de estantería de 0,75 m. de profundidad que limitaba arriba con el techo, detrás con la pared, abajo la estantería y delante una reja. Varios nidos de diversos modelos se instalaban colgando de dicho habitáculo, nidos de madera con peldaños de madera. Esta clase de instalaciones se encontraban en todas las salas de estar de los criadores. Tenían la ventaja de que bajo el techo existía una temperatura constante y podían prescindir de calefacción extra.
         Como tercera posibilidad estaban las jaulas, allí tenían cabida un macho y varias hembras. Consistían en una jaula corriente de 1 m. de largo por 0,70 m. de ancho y 0,70 m. de altura. También en ella colgaban los nidos.
         La época de cría comenzaba casi siempre el martes de carnaval. Este día era para los mineros un día de oración y recogimiento en el que se ofrecían servicios religiosos por los compañeros accidentados o muertos durante el año. La participación en dichos servicios era para los habitantes de la pequeña ciudad algo natural.
         La costumbre era que mientras el marido visitaba la iglesia, la mujer dejaba que los machos accedieran al recinto de cría donde ya estaban las hembras desde unos 15 días antes.
         Para los nidos, se empleaban musgo, con algunas hebras de lana limpia. Las canastas destinadas a éste menester, se cubrían previamente con una mezcla de cal, barro y sal para evitar fugas.
         Apenas abandonaban el nido las primeras crías, se lavaban dichos nidos con petróleo, agua y jabón, se dejaban secar y se sumergían durante unas horas en una mezcla de cal después de lo cual se recubrían de nuevo con la mezcla citada, todo lo cual iba destinado a evitar las plagas de ácaros. Más tarde se encontrarían medios menos laboriosos para evitar éstas plagas.
LA ALIMENTACIÓN:
         Es el gran misterio de los criadores de canarios y a ella dedicaremos las próximas líneas. He de decirles que yo les aclararé en estas líneas de que se componía y cómo se la suministraban pues para mí no es ningún secreto.
         Se trataba principalmente de nabina, el cañamón se usaba poco y otras semillas eran desconocidas. Para los machos y hembras, mezclaban tres veces en semana huevo, amapola y zanahoria; durante el verano se utilizaba mucha verde y poco antes de incubar se les daba algo de cáñamo. La pasta de huevo se preparaba con huevo, el cual se rallaba el día anterior y se mezclaba con pan blanco para pájaros que se hacía como sigue:
         Se tomaba 1 Kg. de harina, 1/4 Kg. de mantequilla, 2 cucharadas de azúcar, una pieza de sal y otra de azafrán, y 5 pfennig de levadura. De ésta mezcla con leche fresca se hace una masa de la cual se forman panecillos que se cuecen en el horno y se conservan en sitio fresco. Uno de estos panecillos era suficiente para mezclar con un huevo.
         Las crías se alimentaban en las primeras semanas con ésta pasta de huevo. Cuando abandonaban el nido se les ponía en las jaulas una mezcla de pasta y nabina, para que se fueran acostumbrando a la nabina para después. También era necesario colocar siempre abundante agua fresca para bañarse, ésta se colocaba en recipientes llanos, para evitar que las hembras se mojasen demasiado y para prevenir si caían las crías, se ponían unos pequeños trozos de madera de distintas formas a modo de flotadores.
         Para beber se les ponía agua mineralizada. Simplemente se introducía un trozo de hierro en el agua con lo cual se convertía en agua con alto contenido en hierro lo que influía en la sangre de los pájaros.
         La mezcla de parte de huevo, amapola y zanahoria tenía también su fundamento. La parte de huevo, fortalecía al pájaro, la amapola la proporcionaba una buena salud y la zanahoria una buena digestión. Como medicina se conocía por entonces sólo de jarabe blanco; linaza, amapola (blanca) y la flor de tusílago.
         La cría de canarios en San Andreasberg, se redujo casi a la nada durante la guerra por escasez de comida. Contaban antes de la guerra con 300 ó 400 criadores de los que quedaron muy pocos después. De la rama de los destacados, quedaron sólo Karl Trute, Schreidermeister, Volkmann y Willi Schier. Los demás eran sólo principiantes. Por resaltar queda todavía que Kark Trute era un conocido tasador cuyo saber y sentido de la justicia era reconocidos en todas partes.
         Hoy en día después de 100 años, de aquella fama que tenía la pequeña San Andreasberg como lugar de cría de canarios, apenas queda nada, exceptuando que se considera la cuna de la cría de canarios.
         Al final de mi historia sobre la cría de canarios en San Andreasberg, no quiero pasar por alto o mi agradecimiento al Sr. Jochen Klähn y a la tienda de fotografía Wrner Stille de dicho lugar que pusieron a mi disposición información importante y material fotográfico de gran valor. Para mí como criador fue la última semana de septiembre en San Andreasberg, todo un acontecimiento. Rodeada de las montañas Jordans Hölre, Kuppe, Mathias Schmidt-Berg y Glockenberg ofrece aún hoy al visitante un cuadro idílico. Su calle principal y sus empinadas calles adyacentes, están llenas de hermosas y bien cuidadas casas que irradian no sólo comodidad y belleza sino que conectan a sus habitantes con la historia de su ciudad.

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