Revista: KANARIENFREUND
(ALEMANIA).
Fecha: febrero 1988.
Autor: ROLF NAGELS.
Traducción: PILAR GARCÍA.
La
ciudad montañosa de San Andreasberg celebraba en septiembre de 1987 los 500
años de asentamiento en su entorno. Otro motivo para visitar dicha ciudad en su
celebración consistía para mí como criador de canarios, en el deseo de
averiguar más de cerca la historia de dichos pájaros y su desarrollo como
cantores. Pero antes de profundizar en la cría de canarios, deseo contarles
algo sobre la fundación de la ciudad de San Andreasberg lo cual puede interesar
a más de uno.
A
finales del siglo XIV unos minero sde las montañas vecinas vinieron a Harz en
busca de minerales. Les había llegado a sus oídos que en el sur de Oberharz se
encontraban aún buenos yacimientos. Empaquetaron sus enseres y sin temor
de las fatigas que encontrarían en sus largos desplazamientos por los malos
senderos de montaña, abandonaron su patria con la esperanza de encontrar
minerales, riqueza y bienestar en una nueva vida que encontrarían en el Harz.
Se asentaron en los valles que comprenden hoy la ciudad de San Andreasberg y
comenzaron la dura tarea de la minería.
Sus
esfuerzos alcanzaron el éxito pues según algunos escritos que aún se encuentran
esparcidos acá o allá, encontraron buenas salida para los minerales extraídos,
que vendían en Bostar, Nordhausen, Honnover, etc.
Con
la recompensa por su duro trabajo y acostumbrados a vivir con muchas
privaciones, muchos lograron un buen nivel de vida. Se construyeron pequeñas
pero cómodas casas y fundaron familias. Así fueron naciendo barrios enteros en
las faldas de las montañas.
Sobre
el nombre de la aldea, no se ponían de acuerdo. Como creyentes, los mineros
tenían a San Andreas de Patrón.
Las
minas tenían un nombre propio “Mina de la esperanza”, “San Jorge”, “Ayuda de
Dios”, “Consuelo del minero”, “Cruz de Andreas”, etc. Cada una de ellas tenía
algo de piadoso y especial en si. La de “Cruz de San Andreas” de la que se
extraían mucho y buen mineral estaba muy cerca de la aldea. Esto fue motivo
suficiente para ponerle el nombre de San Andreasberg. Los primeros datos que
hay de éste lugar como explotación minera con éste nombre son de 1487, en 1536
se construyó la primera iglesia y en 1537 adquirió San Andreasberg la categoría
de ciudad.
Junto
a la minería se dedicaron con tesón y cariño a la cría de ganado. Son conocido
sus razas de vacas, cabras con señas y diferencias que todos conocemos.
Su
mayor preocupación consistía en la alimentación para éstos animales ya que en
Oberharz como es conocido no hay clima para que pueda crecer el grano, con lo
cual escaseaba el forraje, alfalfa, etc. Sólo las patatas podían ser cultivadas
allí arriba. Los mineros se veían obligados a secar todas la hierva posible y
almacenarla para el largo invierno y así tener alimento para sus animales.
Los
habitantes de las montañas eran también apasionados cazadores, más la caza se
mantenía restringida y severamente castigada, por lo que la caza de pájaros
entró en primera línea.
Hasta
1870 la caza de pájaros estaba permitida en parte hasta que se prohibió cuando
entró en vigor la “Ley alemana para pájaros”.
Por
aquellos días los montañeses conseguían unos ingresos extra, cazando pájaros
autóctonos y vendiéndolos a traficantes. Para su caza utilizaban trampas, redes
etc.. Los pájaros eran comprados de vez en cuando por criadores o cambiados por
mercancías.
Como
en aquellos tiempos la caza de pájaros era libre, la practicaban tanto jóvenes
como viejos. De vez en cuando se entrenaba a los “salvajes” en toda clase de
artes por lo cual los habitantes de las montañas se ocuparon siempre en el
cuidado de los pájaros con dedicación y placer.
Como
queda expuesto, los montañeses tenían una preferencia por la caza, de pájaros y
pronto a través de los negocios que mantenían con los comerciantes se hicieron
conocidos en dicho comercio.
En
uno de éstos cambios, posiblemente con un comerciante Tirolés, que comerciaba
con pájaros exóticos, tomaron contacto a principio de siglo XVIII, con los
canarios que de éste modo llegaron a San Andreasberg.
Por
otra parte venían mineros de Inst en Tirol a trabajar a San Andreasberg
trayendo consigo canarios al Harz, cuyos habitantes acogían con agrado estos
hermosos ejemplares.
Con
ellos realizaron sus primeros éxitos en la cría de pájaros, durante años
sucesivos se dedicaron a la cría y trataron de aumentar su dotes cantoras, pues
habían descubierto que dichas cualidades eran mejorables. También hacían
esfuerzos por conseguir pájaros amarillos, a través de cruces y temperaturas
altas en los criaderos con el tiempo consiguieron criar pájaros completamente
amarillos. Así fue que sencillos mineros se convirtieron en creadores de la
“Harzer Edelroller” (Noble Raza Roller).
Un
especial cariño ponían también en la construcción de jaulas que a veces eran
verdaderas obras de arte. Algunas familias se especializaron después en la
construcción de nidos y cajas de transporte, cajas de canto, y unas casitas de
madera en las que los canarios de San Andreasberg se mandaban a todo el mundo.
Se
fabricaban en una pequeña fábrica y como trabajo casero, con el que familias
mineras mejoraban sus ingresos. Así una jaula constaba de cuatro tacos, ocho
ejes y otros tantos abajo que se unían a los cuatro tacos mencionados, el
suelo, los comederos, los travesaños para comer, columpios y recipientes para
beber. La madera empleada no les suponía apenas coste alguno y las horas de
trabajo no eran tendías en cuenta.
En
la entrega a fábrica, no importaban las distancia, era mayormente efectuada por
las madres.
Cuando
en 1840 el profesor Lenz de Thürgi, se hizo a la búsqueda de los mejores criadores
de canarios, recorriendo toda Alemania, así como otras naciones vecinas llegó
pronto a la convicción de que los mejores canarios se criaban en San
Andreasberg, en Harz. En cuanto comenzaron los canarios a destacar en los años
50 del siglo pasado. Unos cuantos criadores se preocuparon especialmente en el
desarrollo de dicha cualidad. De este modo entre los años 1860 y 1870
sobresalieron algunos criadores con muy buenos ejemplares, mundialmente
conocidos con sus pájaros fue Willrelm Trute, que nació el 5 de marzo de 1836
en San Andreasberg, y vivió en una pequeña casa de mineros.
Tuvo
la suerte de conservar su estupenda estirpe en alto reconocimiento hasta poco
antes de su muerte en 1889.
Dos
cosas le ayudaron en su popularidad, la pareja que recibió de su primo Wiyland
y su indiscutible talento para criar pájaros que superaban siempre a sus padres
en el don del canto, o como él decía se convertían en profesores de sus propios
padres.
Otro
criador de la fama fue un tal Volkmann que crió pájaros con dotes
revolucionarias. Además destacaron “Schell”, “Palm”, “Hoffmann”, “Heger”,
“Gönneke”, “Lange”, “Weiland”, “Engleke” y otros con buenos resultados.
Por
pájaros criados por los arriba citados, se pagaban altos precios. Los de Trute
eran especialmente conocidos por sus hermosos tonos y sus perfectos trinos, con
profundos silbidos.
También
los pájaros denominados Kuller se criaban por entonces en San Andreasberg.
Entre los años 1878 a1884, el Sr. Pape de cuyas notas proceden éste reportaje,
frecuentaba la casa de Willrelm Trute, más nunca pudo entrar en su criadero o
en la habitación de canto pues éstos eran el santuario de W.Trute.
Gran
parte del éxito conseguido, así como los buenos resultados en canto se deben
sin duda a la Sra. Trute, conocida como “Schwarse Minna” que entendía de
canarios más que su marido. Tras la muerte de éste, continuó muchos años con la
cría de pájaros consiguiendo mantenerlos con altos resultados. Después lo pasó
a su único hijo que continuó con la crianza, más tarde quedó completamente
ciego y murió con relativo bienestar sobre 1920.
La
estirpe de Trute, siguió siendo mantenida por otros criadores.
La
fama del viejo Willrelm Trute, alcanzó su mayor grado, cuando regaló por su
cumpleaños un pájaro al entonces príncipe heredero y que después fuera el
Emperador Friedrich. El Sr. Pape recordaba perfectamente que a consecuencia de
ésto en la siguiente exposición de San Andreasberg poco antes de Navidad,
ofrecieron al Sr. Trute 300 marcos por un pájaro lo que entonces era mucho
dinero más él no lo vendió.
El
Sr. Trute le dijo al comprador “quedase Vd. con su dinero y yo con mi pájaro”
de éste modo seguiremos siendo buenos amigos. Mi reputación es para mí y mi
mujer, un orgullo el cual queremos conservar. Si hubiesen pensado así otros
criadores, se habían conservado los mejores pájaros en San Andreasberg.
Un
pariente de Willrelm Trute llamado Karl Trute, continuó con la estirpe hasta
que decayó su fama cuando Heinrich Scifert apareció con sus ejemplares de voz
grave, bajos trinos.Trute hizo todo lo posible por conservar alto su linaje,
consiguiendo más tarde cualidades positivas que fue mejorando poco a poco de
forma que continuó mucho tiempo aún con la crianza.
Para
el adiestramiento utilizaban unos armarios pequeños que fabricaban los
artesanos de Harz. Según los adelantos efectuados por los pájaros, se
colgaban los armarios más arriba o abajo en la pared. La diferencia de
temperatura en los diversos niveles de altura, sirven para contribuir al
aprendizaje del canto. Con pequeñas excepciones, criaban la mayoría de los
criadores en masa. Se hacían esfuerzos para conservar los mejores, pero si un
extraño ofrecía un buen precio por un pájaro determinado, se terminaba vendiendo
lo cual llevó al declive en la cría de canarios de San Andreasberg. Muchos
criadores no entendieron la necesidad de conservar los mejores para si mismos.
Se
calcula que anualmente el número de machos criados ascendía a 18.000 así como
muchas hembras.
Los
traficantes que llegaban cada otoño, sabían aprovecharse de esta masificación.
Los precios bajaron, y podían darse por satisfechos si conseguían tres marcos
por un macho o 20 Pfennig por una hembra.
En
1870 se asentó en San Andreasberg un comerciante y comenzó a almacenar y
comerciar mundialmente. Llegó a comprometer a los criadores para que le
reservarán a él un número de machos y hembras a un determinado precio. Varios
de ellos cayeron en la trampa. En otoño les daba determinadas parejas que él
escogía para la cría cuya descendencia le tenían que entregar. De éste modo,
siempre tenía los mejores en su poder.
Este
negocio fue descubierto y puesto en marcha por varios comerciantes espabilados
y de esta manera perdieron los criadores su libertad comercial.
Los
machos eran clasificados por el Sr. Maschke según sus dotes de canto en seis
clases diferentes y así eran almacenados y vendidos.
La
relación se hacía valorando:
a) Las
dotes principales de representación en sonidos, o parte de ellos como, sonidos
cavernosos, bajos, arqueados, koller (vértigo), cluecas, acuáticos,
timbreantes, ronroneantes, risueños, grazneantes.
b) Las
dotes secundarias como diversos pitos, silbar, silbidos cavernosos flauteos o
ronroneos.
c) Las
dotes representativas, y cualidades de canto. Preferidas eran voces
biensonantes, llenas, claras, no demasiado altas posiblemente sin fallos, buen
comienzo lo más bajo posible, diversidad, duración del canto, duración
individual de cada acto, hermosos pares de un acto a otro.
Para
garantizar que los pájaros encargados fueran a parar al mismo, antes de su
envío, se les ponía un sello en el ala. Con el tiempo, volvieron los criadores
a comprender la necesidad de conservar de nuevo los mejores pájaros y volver a
formar su propio tronco o linaje con lo que el negocio de los traficantes salvo
en raras excepciones se quebró.
Poco
a poco los criadores fueron creando su propio almacén comercio. A ello
contribuyó el recién creado periódico “Hoja de San Andreasberg para la cría de
canarios”. El primer número salió en el año 1880. su redactor era el impresor
Friedrich Haensch. Él mismo fue criador y una autoridad de primera clase como
tasador. A través de anuncios en periódicos publicados incluso en el extranjero
encontraban los criadores un buen mercado. Algunos comerciantes arriesgados
llegaron a comprar hasta 5.000 pájaros que luego vendían con buenas ganancias
en Bélgica, Inglaterra, etc.
Con
el tiempo quedó el mercado mundial tan saturado de canarios que dejó de ser
rentable, volviendo los criadores a la venta individualizada.Con todo aún se
consiguió entre 20 a 50 marcos por pieza.
Entre
1904-1906 se cerraron las minas en San Andreasberg. Los mineros que allí vivían
se trasladaron mayormente a otras ciudades mineras del Harz.
En
el lugar de las cerradas minas, se instalaron Industrias donde encontraron
algunos mineros de los que allí nuevos puestos de trabajo.
Principalmente
se instalaron fábricas de encajes, aserraderos y fábricas de papel. La
reestructuración, tuvo como consecuencia casi la desaparición de la cría de
canarios.
ANOTACIONES SOBRE COMO PREPARAR
UN LUGAR DE CRÍA:
El
lugar para preparase a criar canarios era de lo más sencillo, cualquier
habitación bien preparada servía. En primer lugar se encalaban las paredes y
los techos, después se ponía un doble suelo. Se cubrían las ventanas con rejas
adecuadas. En las paredes se acoplaban según necesidades unas cajas cuadradas
que servían de nidos. En el centro se instalaba un árbol seco con los
recipientes destinados a la alimentación. Como fuente de calor se utilizaban
viejos hornos de hierro o estufas que se encendían desde fuera para los que se
utilizaban combustibles baratos y producían el calor suave necesario. Delante
de la puerta y de la estufa, se instalaban las rejas o alambradas necesarias
para evitar que los pájaros salieran o se quemaran.
En
un lugar similar se introducían de 15 a 20 machos y 50 ó 60 hembras. Más
adelantes se preparaba un lugar más pequeño éste era aún más sencillo.
Extendían a lo largo de una habitación a un metro bajo el techo una especie de
estantería de 0,75 m. de profundidad que limitaba arriba con el techo, detrás
con la pared, abajo la estantería y delante una reja. Varios nidos de diversos
modelos se instalaban colgando de dicho habitáculo, nidos de madera con
peldaños de madera. Esta clase de instalaciones se encontraban en todas las
salas de estar de los criadores. Tenían la ventaja de que bajo el techo existía
una temperatura constante y podían prescindir de calefacción extra.
Como
tercera posibilidad estaban las jaulas, allí tenían cabida un macho y varias
hembras. Consistían en una jaula corriente de 1 m. de largo por 0,70 m. de
ancho y 0,70 m. de altura. También en ella colgaban los nidos.
La
época de cría comenzaba casi siempre el martes de carnaval. Este día era para
los mineros un día de oración y recogimiento en el que se ofrecían servicios
religiosos por los compañeros accidentados o muertos durante el año. La
participación en dichos servicios era para los habitantes de la pequeña ciudad
algo natural.
La
costumbre era que mientras el marido visitaba la iglesia, la mujer dejaba que
los machos accedieran al recinto de cría donde ya estaban las hembras desde
unos 15 días antes.
Para
los nidos, se empleaban musgo, con algunas hebras de lana limpia. Las canastas
destinadas a éste menester, se cubrían previamente con una mezcla de cal, barro
y sal para evitar fugas.
Apenas
abandonaban el nido las primeras crías, se lavaban dichos nidos con petróleo,
agua y jabón, se dejaban secar y se sumergían durante unas horas en una mezcla
de cal después de lo cual se recubrían de nuevo con la mezcla citada, todo lo
cual iba destinado a evitar las plagas de ácaros. Más tarde se encontrarían
medios menos laboriosos para evitar éstas plagas.
LA ALIMENTACIÓN:
Es
el gran misterio de los criadores de canarios y a ella dedicaremos las próximas
líneas. He de decirles que yo les aclararé en estas líneas de que se componía y
cómo se la suministraban pues para mí no es ningún secreto.
Se
trataba principalmente de nabina, el cañamón se usaba poco y otras semillas
eran desconocidas. Para los machos y hembras, mezclaban tres veces en semana
huevo, amapola y zanahoria; durante el verano se utilizaba mucha verde y poco
antes de incubar se les daba algo de cáñamo. La pasta de huevo se preparaba con
huevo, el cual se rallaba el día anterior y se mezclaba con pan blanco para
pájaros que se hacía como sigue:
Se
tomaba 1 Kg. de harina, 1/4 Kg. de mantequilla, 2 cucharadas de azúcar, una
pieza de sal y otra de azafrán, y 5 pfennig de levadura. De ésta mezcla con
leche fresca se hace una masa de la cual se forman panecillos que se cuecen en
el horno y se conservan en sitio fresco. Uno de estos panecillos era suficiente
para mezclar con un huevo.
Las
crías se alimentaban en las primeras semanas con ésta pasta de huevo. Cuando
abandonaban el nido se les ponía en las jaulas una mezcla de pasta y nabina,
para que se fueran acostumbrando a la nabina para después. También era
necesario colocar siempre abundante agua fresca para bañarse, ésta se colocaba
en recipientes llanos, para evitar que las hembras se mojasen demasiado y para
prevenir si caían las crías, se ponían unos pequeños trozos de madera de
distintas formas a modo de flotadores.
Para
beber se les ponía agua mineralizada. Simplemente se introducía un trozo de
hierro en el agua con lo cual se convertía en agua con alto contenido en hierro
lo que influía en la sangre de los pájaros.
La
mezcla de parte de huevo, amapola y zanahoria tenía también su fundamento. La
parte de huevo, fortalecía al pájaro, la amapola la proporcionaba una buena
salud y la zanahoria una buena digestión. Como medicina se conocía por entonces
sólo de jarabe blanco; linaza, amapola (blanca) y la flor de tusílago.
La
cría de canarios en San Andreasberg, se redujo casi a la nada durante la guerra
por escasez de comida. Contaban antes de la guerra con 300 ó 400 criadores de
los que quedaron muy pocos después. De la rama de los destacados, quedaron sólo
Karl Trute, Schreidermeister, Volkmann y Willi Schier. Los demás eran sólo
principiantes. Por resaltar queda todavía que Kark Trute era un conocido tasador
cuyo saber y sentido de la justicia era reconocidos en todas partes.
Hoy
en día después de 100 años, de aquella fama que tenía la pequeña San
Andreasberg como lugar de cría de canarios, apenas queda nada, exceptuando que
se considera la cuna de la cría de canarios.
Al
final de mi historia sobre la cría de canarios en San Andreasberg, no
quiero pasar por alto o mi agradecimiento al Sr. Jochen Klähn y a la tienda de
fotografía Wrner Stille de dicho lugar que pusieron a mi disposición
información importante y material fotográfico de gran valor. Para mí como
criador fue la última semana de septiembre en San Andreasberg, todo un
acontecimiento. Rodeada de las montañas Jordans Hölre, Kuppe, Mathias
Schmidt-Berg y Glockenberg ofrece aún hoy al visitante un cuadro idílico. Su
calle principal y sus empinadas calles adyacentes, están llenas de hermosas y
bien cuidadas casas que irradian no sólo comodidad y belleza sino que conectan
a sus habitantes con la historia de su ciudad.
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