ESTIRPES, UN GRAN VALOR A CONSERVAR.
JOSÉ
EXPÓSITO LÓPEZ
Este artículo lo considero de una gran calidad e interés, y su autor es
un prestigioso criador y juez de canto roller.
Denominamos estirpe a un grupo de canarios emparentados, con unas
características propias relativas tanto a su canto como a otros rasgos:
anatómicos, de posición e incluso de marcas en el plumaje, que los identifican
y se mantienen a lo largo del tiempo pasando de unas a otras generaciones sin
apenas variar.
La estirpe es la raíz y el tronco de una familia o linaje; la raíz
suele estar formada por un macho y varias hembras. Criando con sus descendientes,
sin introducir animales ajenos, se va formando el tronco de la estirpe. Las
características intrínsecas a la estirpe tardan varias generaciones en
aparecer, más de diez o doce generaciones son necesarias para fijar en la mayor
parte de sus ejemplares un denominador común . Varios criadores estamos
trabajando con una estirpe con más de setenta generaciones a sus espaldas,
gracias a la generosidad de D. Fco. Alarcón que a su vez los recibió de Sneider
y este a su vez de criadores alemanes de principio del siglo XX.
Afortunadamente, criadores jóvenes con gran afición y desplazándose
muchos Km., han importado ejemplares de criadores de mucha edad y contrastados
conocimientos. Estos magníficos animales definen perfectamente sus orígenes;
basta haber escuchado y observado los canarios de Mario Sánchez para entender
lo que quiero decir, son una estirpe muy pura con características propias muy
bien definidas. Anteriormente también se habían importado canarios de Alemania
con emisiones, sobre todo en notas medias, de altísimo valor y súper personalizadas.
Los premios obtenidos a nivel internacional por el roller ,colocan a
España en la elite mundial y demuestran que hoy por hoy poseemos ejemplares del
más alto nivel; es necesario por tanto conservar y si fuera posible mejorar
estos animales y proyectarlos hacia el futuro; para lo cual debemos concentrar
nuestros esfuerzos en la conservación de las distintas estirpes.
La conservación de una estirpe
pasa por conservar su tronco, lo cual exige criar en pureza y evitar una
excesiva consanguinidad. Apareando ejemplares puros entre sí, procurando
conservar el vigor y el tamaño de los animales, ya garantiza la continuidad en
el tiempo de los valores que atesoran. Esta labor debe ser compartida por
varios criadores para que el número de ejemplares criados cada año sea al menos
de 150 , lo cual nos permite descartar los que no alcancen los parámetros básicos
establecidos y evitar al mismo tiempo el cierre en consanguinidad. Es un
trabajo en equipo que debemos afrontar con seriedad, lógicamente es necesario
llegar a un entendimiento entre las partes; pero con un poco de buena voluntad
se consigue fácilmente. Es fundamental que el trabajo se base sobre ejemplares troncales
puros; esta colaboración no resta competitividad ante al contrario, la aumenta,
pues iguala las condiciones de partida. El intercambio de ejemplares de alto
valor entre los que cultiven la misma estirpe se hace imprescindible para
mantener la uniformidad y no desarrollar ramas puras en paralelo, que sin ser
malo en si mismo produce bifurcación en la estirpe y con el tiempo la amenaza
como tal. Una vez más la generosidad y la reciprocidad deben ser máximas por
parte de todos, se trata de superar el tengo con el tenemos; es decir, entender
la afición de una forma más amplia dando el valor y prioridad a la conservación
de la estirpe sobre el interés personal en determinados momentos. Soy
consciente que no es fácil; pero los hechos demuestran año tras año, y ya van muchos,
que es posible. Es cuestión de que las personas adecuadas se encuentren.
Si partimos de animales troncales y cerramos en consanguinidad sobre
uno o dos ejemplares provocamos el desarrollo de una rama pura o línea; esto se
hace con el objeto de fijar alguna cualidad especial que dichos ejemplares manifiestan.
Si se consigue el objetivo, debemos volver ese logro hacia el tronco para
incorporar a toda la estirpe el avance logrado y diluir los efectos perniciosos
que el cierre siempre produce.
No hay un número de generaciones concreto para el desarrollo de una
rama pura; pero por encima de cinco o seis generaciones ya el entroncamiento es
más problemático pues las discrepancias genéticas pueden ser ya importantes.
Hay que tener un cuidado especial con los posibles defectos que se fijen en la
rama pura pues al entroncar con lo bueno va lo defectuoso y con alta
probabilidad de que sea dominante.
Para intentar mejorar algún aspecto de la estirpe podemos desarrollar
una rama bastarda, para lo cual debemos introducir animales ajenos a la misma. Estos
canarios deben ser elegidos con sumo cuidado; deben acreditar dominancia en la
cualidad que nos interesa, ser de gran tamaño y no discrepar demasiado en la
forma de emitir con nuestros animales, musicalidad y ondulación son cualidades
que debemos exigir. Cuanto más reflexionemos sobre los candidatos menos tiempo
perderemos en crianzas inútiles o perniciosas. Los descendientes que
manifiesten la mejoría y sean válidos en los demás aspectos debemos volverlos
contra ejemplares troncales y observar la descendencia. Sólo si se transmite a
la tercera generación tiene sentido seguir el desarrollo de esta rama impura,
de no ser así deben eliminarse como reproductores a todos los híbridos. Si el
éxito nos acompañó, los descendientes de la tercera generación deben volverse
contra sus antecesores ajenos a la línea y sus descendientes son los que
utilizaremos como pareja de nuestros troncales más puros. Estos cruces
alternativos de apertura y cierre habrá que repetirlos varias veces hasta que
consigamos nuestro objetivo; por tanto debemos criar en paralelo los ajenos si
no disponemos de la colaboración de otro criador. Cuando tenemos una estirpe
muy pura estas incorporaciones suelen ser transitorias, quiero decir que al
cabo de poco tiempo expulsan lo que aparentemente habían incorporado; por tanto
lo descrito últimamente no deja de ser un test de pureza.
Si disponemos de varias líneas bastardas, el cruce entre sus
individuos puede producir ejemplares magníficos; pero sin consistencia genética
y debemos desecharlos como reproductores. El aparcar estos ejemplares nos
cuesta mucho pues a veces son excepcionales; pero su descendencia suele ser muy
dispersa y es una de las formas más frecuente de producir la decadencia de un
criadero .Es el típico canario de 90 puntos que no da nada. El manejo de líneas
bastardas es peligroso y debemos limitarlo a los casos de estricta necesidad ,
como problemas de fertilidad o decadencia física acusada y no hay o no podemos
conseguir ejemplares de la estirpe con el vigor necesario ; pero que sea
peligroso no significa que renunciemos a ellas , en ocasiones pueden ser
imprescindibles para evitar la decadencia o cuando conseguimos sólo un número
muy pequeño de ejemplares de una estirpe que nos interesa .En este último caso
debemos utilizar nuestros canarios como ajenos a la estirpe que deseamos
desarrollar y volver siempre los híbridos contra los puros de la nueva estirpe
; abusando un poco de la consanguinidad conseguiremos ampliar el número de
ejemplares con una sola aportación de ajenos ,si la estirpe es suficientemente
pura esta aportación de ajenos no la va a afectar a medio o largo plazo.
En mi opinión el valor de la estirpe es más importante que el valor
del individuo; además el individuo tiene un límite biológico y la estirpe puede
ser indefinida en el tiempo, esto explica que ejemplares mediocres o incluso
malos de una buena estirpe producen descendientes magníficos como muchos de
nosotros podemos acreditar.
El conservar y desarrollar una o varias estirpes es una obligación que
recae sobre los denominados Criadores Nacionales; para darle un mínimo de
contenido al título. Además de obligación es muy reconfortante y con el paso
del tiempo produce más satisfacciones que el típico trofeo de este o aquel
concurso; pasando a ser los canarios los auténticos protagonistas de la
afición. Por otro lado tampoco es muy complicado, basta aplicar la famosa
fórmula de Sneider: “FUERZA Y PUREZA DE SANGRE “; que suscribo plenamente y que
me hubiera encantado haberla inventado yo; pero me basta disfrutar cuidando y
escuchando los descendientes de sus magníficos ejemplares conservados en pureza
por distintas personas a lo largo del tiempo, demostrando una vez más que el individuo
desaparece y la estirpe prevalece.
Aprovecho la ocasión para pedir la colaboración de todos en la
conservación de este pequeño PATRIMONIO
DE LA HUMANIDAD que es el canario roller.
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